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miércoles, 22 de mayo de 2013

Los días parecían eternos cuando se aferraba a los recuerdos. Llevaba semanas queriendo apartarlos de su lado, pero estos nunca parecían llegar a irse. 
Se miró al espejo por quinta vez en los cinco minutos transcurridos. Sus ojeras parecían no desaparecer, y sus ojos habían perdido el brillo que hace tiempo los caracterizaba. Su cuerpo, cubierto de cicatrices invisibles para los demás pero tatuadas a fuego para ella, parecía decirle que terminara de una vez con todo el sufrimiento.
Cerró los ojos, y automáticamente las voces regresaron. Aquellas que no lograba nunca ignorar, aquellas que estaban presentes en sus sueños.
Sí... Desearía saber qué pensarían esas voces malignas y sempiternas al saber lo que habían logrado con esos comentarios, con esas mentiras.
Abrió los ojos lentamente transcurrido un rato. No había conseguido notar las lágrimas que asomaban por sus mejillas. Era algo diario y normal en su día a día.
Eran gritos silenciosos. 
Con sus temblorosas manos limpió todo rastro de líquido de su cara, y, con una sonrisa, salió a la calle, esperando encontrar un mundo mágico que le hiciera olvidar la realidad.



I think your mouth should be quiet,
  'cause it never tells the truth."

lunes, 11 de febrero de 2013

Aquellas cuatro paredes nunca le habían resultado tan claustrofóbicas. 
Sus brazos le servían como refugio, rodeando con fuerza sus largas piernas cubiertas con unas medias negras, con numerosos agujeros. 
A través de unos ojos pálidos, cuyo brillo había dejado de relucir tiempo atrás, veía las numerosas fotografías de enamorados recibiendo un cariño mutuo. Padres, abuelos, desconocidos... Todos ellos capturados de una forma muy detallada para siempre. 
Miró a la luz titilar, preguntándose si ella alguna vez sería así, si se sentiría tan feliz como aquellas parejas que habían decorado todos estos años las paredes desnudas de su cuarto. 
Ella estaba destinada a ver el amor florecer en cada esquina, clavando flechas en el corazón de todos ellos. O tal vez solo la mayoría. 
Un ángel encadenado, se llamaba a sí misma. Obligada a dar amor, pero nunca a sentirlo. Llevando su arco sobre uno de sus hombros, y lanzando flechas a aquellos que andan desprovistos de él. 
Pero lo que ella quería es ser como ellos. Poder andar con tranquilidad, sus dedos en contacto con los de otra persona. Simplemente amar. 
Clavarse una flecha ella misma, quizá. 
Tal vez, llegado el momento, ella lo haría. Y así, finalmente, lograría ser libre. Y feliz.



"And it's been a while but I still feel the same, 
Maybe I should let you go..."

miércoles, 6 de febrero de 2013

Sentada entre un montón de sábanas revueltas, tenía entre sus brazos una guitarra acústica. Sus manos estaban aferradas, la izquierda a al mástil, y la derecha a las cuerdas. 
Se sentía algo incómoda, distinta. Nunca antes había intentado formar ella misma una melodía, a pesar de los tantos años que llevaba aprendiendo ese instrumento. 
Pero ahora sentía que dentro de ella había demasiados sentimientos enterrados, que nunca querría que salieran a la luz. Pesaban demasiado. Tanto, que habían cambiado la vida de la muchacha por completo. Pero necesitaba que, de alguna manera, todos esos momentos, tanto felices como desgarradores, salieran a la superficie mediante una suave melodía. 
Su mano izquierda se aferró con fuera al mástil, y creó el primer acorde, mientras que su pequeña mano derecha creaba un suave y melancólico punteo con sus dedos.
Su voz rompió el silencio, y, con los ojos cerrados, empezó a entonar el primer verso de su triste canción, mientras sentía cómo, en su interior, poco a poco, iba desapareciendo su soledad. 



"Tried to break from this lonely pain,
Someone told me I’m just insane.."

lunes, 4 de febrero de 2013

Caminaba sola, bajo la intensa lluvia que caía de un cielo desolado, ensombrecido. 
Su ropa estaba empapada, pero a ella le daba igual. No le quedaba nada. No tenía a nadie a su lado.
Dio un par de pasos y sus pies se encontraron con un recuerdo de su niñez: un columpio. El columpio donde ella siempre se había columpiado. Donde su madre se había quedado tardes enteras junto a ella, empujándola y dándola la ilusión de tocar el cielo con sus pequeños dedos. 
Y ya no quedaba nada. 
Sus ojos observaron, mientras se sentaba en el columpio, a su alrededor. Todo estaba vacío, desolado.  Pero en cierto modo eso la gustaba. La soledad a veces era buena, aunque su corazón doliera y suplicara por vida. 
Tras largos minutos sentada, mirando cómo las gotas intentaban llegar hasta sus huesos, quiso olvidarse de todo. 
Y, cerrando los ojos, comenzó a balancearse, intentando volar e irse lejos de ese lugar. 
Y, por un momento, logró su objetivo, y logró ser feliz, bajo aquel escenario cubierto por el agua.


"Everything will change, nothing stays the same.
Everything is dark, it's more than you can take.."

domingo, 3 de febrero de 2013

Sentada al borde de la cama de su habitación, junto a la ventana, observaba las máscaras de felicidad que llevaban pintadas las personas en sus rostros. Algunas iban en pareja, compartiendo algún que otro beso, otras con su familia. Todas ellas compartiendo profundos sentimientos .
Ella, en cambio, se refugiaba en sí misma. Nunca dejó que nadie la conociera. Que nadie supiera cómo realmente era. 
Quizá por eso se sentía de esa manera. Quizá por eso pensaba que no había nadie a su lado. 
Sus labios, torcidos hacia abajo, finalmente, tras meses de soledad y tristeza pronunciaron esas famosas palabras.
"No quiero estar sola".

Habían peleado más veces antes. Ambos lo sabían. 
En los cuatro meses de que llevaban juntos, las peleas habían irrumpido en su relación, ansiosas por poder separarlos. Pero ninguno de los dos se había dejado vencer.
Sin embargo, esta vez había algo distinto. O eso pensaba ella, mientras se iba de la habitación sin dirigir mirada alguna hacia él. 
Pasaron horas sin hablarse, ambos enfadados con ellos mismos. Sabían que el orgullo estaba ganando terreno, y antes de pedir perdón se irían de esa casa.
Ella suspiró. Sus ojos estaban cansados. El brillo en ellos había desaparecido. Si tan solo...
La puerta se abrió rápidamente, y él entró con pasos firmes. Ella le miró de reojo. Él, con ternura y tristeza.
Unos musculosos y fuertes brazos la envolvieron, arrastrándola contra su pecho. Ambos se estremecieron ante ese contacto. 
Ella se dio la vuelta, mirando fijamente los ojos verdes de él. Jades.
Se quedaron observándose, detallándose, durante unos minutos. Ninguno de los dos decía nada. Todo estaba en silencio. Menos sus respiraciones algo agitadas. 
Él dio el primer paso y se inclinó sobre ella, rozando sus labios. La muchacha, ante aquel suave contacto, cerró sus ojos y esperó con impaciencia. Finalmente, estos se juntaron. 
Estuvieron besándose durante varios minutos, hasta que él se separó y se acercó a su oreja, susurrándole un "lo siento". 
Ella sonrió. Él la copió el gesto. 
Ambos sabían que habían tenido problemas, discusiones. Pero... Podrían con todo lo que llegara. 
Sí, estaban seguros de eso.