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lunes, 11 de febrero de 2013

Aquellas cuatro paredes nunca le habían resultado tan claustrofóbicas. 
Sus brazos le servían como refugio, rodeando con fuerza sus largas piernas cubiertas con unas medias negras, con numerosos agujeros. 
A través de unos ojos pálidos, cuyo brillo había dejado de relucir tiempo atrás, veía las numerosas fotografías de enamorados recibiendo un cariño mutuo. Padres, abuelos, desconocidos... Todos ellos capturados de una forma muy detallada para siempre. 
Miró a la luz titilar, preguntándose si ella alguna vez sería así, si se sentiría tan feliz como aquellas parejas que habían decorado todos estos años las paredes desnudas de su cuarto. 
Ella estaba destinada a ver el amor florecer en cada esquina, clavando flechas en el corazón de todos ellos. O tal vez solo la mayoría. 
Un ángel encadenado, se llamaba a sí misma. Obligada a dar amor, pero nunca a sentirlo. Llevando su arco sobre uno de sus hombros, y lanzando flechas a aquellos que andan desprovistos de él. 
Pero lo que ella quería es ser como ellos. Poder andar con tranquilidad, sus dedos en contacto con los de otra persona. Simplemente amar. 
Clavarse una flecha ella misma, quizá. 
Tal vez, llegado el momento, ella lo haría. Y así, finalmente, lograría ser libre. Y feliz.



"And it's been a while but I still feel the same, 
Maybe I should let you go..."

miércoles, 6 de febrero de 2013

Sentada entre un montón de sábanas revueltas, tenía entre sus brazos una guitarra acústica. Sus manos estaban aferradas, la izquierda a al mástil, y la derecha a las cuerdas. 
Se sentía algo incómoda, distinta. Nunca antes había intentado formar ella misma una melodía, a pesar de los tantos años que llevaba aprendiendo ese instrumento. 
Pero ahora sentía que dentro de ella había demasiados sentimientos enterrados, que nunca querría que salieran a la luz. Pesaban demasiado. Tanto, que habían cambiado la vida de la muchacha por completo. Pero necesitaba que, de alguna manera, todos esos momentos, tanto felices como desgarradores, salieran a la superficie mediante una suave melodía. 
Su mano izquierda se aferró con fuera al mástil, y creó el primer acorde, mientras que su pequeña mano derecha creaba un suave y melancólico punteo con sus dedos.
Su voz rompió el silencio, y, con los ojos cerrados, empezó a entonar el primer verso de su triste canción, mientras sentía cómo, en su interior, poco a poco, iba desapareciendo su soledad. 



"Tried to break from this lonely pain,
Someone told me I’m just insane.."

lunes, 4 de febrero de 2013

Caminaba sola, bajo la intensa lluvia que caía de un cielo desolado, ensombrecido. 
Su ropa estaba empapada, pero a ella le daba igual. No le quedaba nada. No tenía a nadie a su lado.
Dio un par de pasos y sus pies se encontraron con un recuerdo de su niñez: un columpio. El columpio donde ella siempre se había columpiado. Donde su madre se había quedado tardes enteras junto a ella, empujándola y dándola la ilusión de tocar el cielo con sus pequeños dedos. 
Y ya no quedaba nada. 
Sus ojos observaron, mientras se sentaba en el columpio, a su alrededor. Todo estaba vacío, desolado.  Pero en cierto modo eso la gustaba. La soledad a veces era buena, aunque su corazón doliera y suplicara por vida. 
Tras largos minutos sentada, mirando cómo las gotas intentaban llegar hasta sus huesos, quiso olvidarse de todo. 
Y, cerrando los ojos, comenzó a balancearse, intentando volar e irse lejos de ese lugar. 
Y, por un momento, logró su objetivo, y logró ser feliz, bajo aquel escenario cubierto por el agua.


"Everything will change, nothing stays the same.
Everything is dark, it's more than you can take.."

domingo, 3 de febrero de 2013

Sentada al borde de la cama de su habitación, junto a la ventana, observaba las máscaras de felicidad que llevaban pintadas las personas en sus rostros. Algunas iban en pareja, compartiendo algún que otro beso, otras con su familia. Todas ellas compartiendo profundos sentimientos .
Ella, en cambio, se refugiaba en sí misma. Nunca dejó que nadie la conociera. Que nadie supiera cómo realmente era. 
Quizá por eso se sentía de esa manera. Quizá por eso pensaba que no había nadie a su lado. 
Sus labios, torcidos hacia abajo, finalmente, tras meses de soledad y tristeza pronunciaron esas famosas palabras.
"No quiero estar sola".

Habían peleado más veces antes. Ambos lo sabían. 
En los cuatro meses de que llevaban juntos, las peleas habían irrumpido en su relación, ansiosas por poder separarlos. Pero ninguno de los dos se había dejado vencer.
Sin embargo, esta vez había algo distinto. O eso pensaba ella, mientras se iba de la habitación sin dirigir mirada alguna hacia él. 
Pasaron horas sin hablarse, ambos enfadados con ellos mismos. Sabían que el orgullo estaba ganando terreno, y antes de pedir perdón se irían de esa casa.
Ella suspiró. Sus ojos estaban cansados. El brillo en ellos había desaparecido. Si tan solo...
La puerta se abrió rápidamente, y él entró con pasos firmes. Ella le miró de reojo. Él, con ternura y tristeza.
Unos musculosos y fuertes brazos la envolvieron, arrastrándola contra su pecho. Ambos se estremecieron ante ese contacto. 
Ella se dio la vuelta, mirando fijamente los ojos verdes de él. Jades.
Se quedaron observándose, detallándose, durante unos minutos. Ninguno de los dos decía nada. Todo estaba en silencio. Menos sus respiraciones algo agitadas. 
Él dio el primer paso y se inclinó sobre ella, rozando sus labios. La muchacha, ante aquel suave contacto, cerró sus ojos y esperó con impaciencia. Finalmente, estos se juntaron. 
Estuvieron besándose durante varios minutos, hasta que él se separó y se acercó a su oreja, susurrándole un "lo siento". 
Ella sonrió. Él la copió el gesto. 
Ambos sabían que habían tenido problemas, discusiones. Pero... Podrían con todo lo que llegara. 
Sí, estaban seguros de eso. 

Aún recuerdo el momento en el que le vi por primera vez. 
Mis amigas y yo habíamos decidido ir a un pub. Con una copa en una mano, y mis sentimientos aferrados fuertemente en la otra, bailaba hasta olvidar. 
Mi mirada viajaba continuamente por todo el local, aunque raramente se enfocaba en algo. Hasta ese momento.
Unos ojos grandes y algo rasgados me miraban con una intensidad abrumadora. Los míos, con curiosidad. 
Di un largo trago a mi bebida, repentinamente encontrándola bastante cargada. Hice una mueca. 
Y entonces vi por primera vez su sonrisa. Esa sonrisa torcida, que dejaba ver parte de sus dientes, y unos sexys hoyuelos que deseé tocar inmediatamente. 
Quise besarle desde ese momento. 
Sus ojos brillaron. como los de un gato a medianoche. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. 
Y entonces supe que, como esos felinos, él me había hechizado con su embrujo. Porque nunca pude ni podré olvidar esa traviesa sonrisa. Ni todos los momentos que hemos vivido desde entonces. 

viernes, 1 de febrero de 2013

Las personas somos como las letras de las canciones: algunas somos felices, llenas de ilusión y positivismo; otras, tristes, que pueden llegar al corazón en un fugaz instante.
Si las observas con atención, si las escuchas, llegarás a conocer cómo son, cómo se sienten.. y cuáles son sus más profundos miedos.
Tal vez sea esa la razón por la que nos identificamos tanto con muchas de ellas. Porque allí encontramos refugio, comprensión. Y no nos sentimos tan solos.

Broken up, deep inside.. But you won't get to see the tears I cry...
Behind these hazel eyes.

Ese era su castigo. Vagar por toda la tierra, inmortal, observando a las personas llenarse de felicidad.
Eternamente, sin lágrimas que poder derramar.
Ni una persona a la que poder amar.






Sus ojos se abren, ojerosos y cansados de mentiras que su cerebro repite cada amanecer. Cada una de ellas perfora como una daga su pequeño y frágil corazón, destrozándola por dentro. 

Sus pies se ponen en movimiento, lentamente, dirigiéndola al lugar que tantos gritos y lágrimas ha guardado en secreto. El espejo la recibe con una falsa sonrisa, como la que ella finge cuando sale a la calle. Maquilla su rostro, ocultando todas las imperfecciones, borrándolas. 

Tras un suspiro cansado, lleno de desolación, cuadra sus hombros y finge una sonrisa, saliendo así a la calle. Tan perfecta, tan.. distinta e irreal. Pues lo que el mundo nunca sabrá, es lo rota que ella está. 

Sola camino por la sinuosa carretera. Todo es tan oscuro.. 
La niebla cubre con una misteriosa capa todo lo que mis ojos son capaz de percibir. 
¿Dónde estoy? ¿De dónde vengo? 
Mis ojos se abren y cierran lentamente, mientras mis pestañas intentan cubrir los recuerdos.
Quiero volver a casa, quiero descansar...
Quiero escapar de esta tormentosa realidad.